El pueblo de Ivel, que está situado en la provincia de Mazandaran en Irán, tiene una larga historia bahá’í, y la comunidad se estableció allí por primera vez hace unos 160 años. En ese momento, la mitad de la población se convirtió en bahá’í. Desde sus inicios, la comunidad bahá’í participó en el desarrollo social, económico y cultural, incluida la construcción de escuelas y baños, y la asistencia a las víctimas de la guerra y el terremoto.
Lamentablemente, a pesar de su buena voluntad, la comunidad ha experimentado una serie de persecuciones caracterizadas principalmente por la expulsión masiva y el desplazamiento de los bahá’ís de su aldea, y la demolición y confiscación de sus propiedades.
Tras la victoria de la Revolución Islámica, las persecuciones continuaron sistemáticamente. El ataque generalizado del 28 de junio de 1983 provocó la expulsión y el desplazamiento de los bahá’ís de Ivel. La historia resumida es que el clero y las autoridades locales incitaron a la multitud musulmana de la aldea y las comunidades cercanas a sacar a los bahá’ís de sus hogares, llevarlos a un autobús que estaba preparado fuera de la aldea y transportarlos a Sari, para dejarlos allí. Sin embargo, cuando el autobús llegó a la ciudad de Sari, las autoridades protestaron y se opusieron estrictamente a tal plan, logrando que el autobús devolviera a los bahá’ís a Ivel. A su regreso, los habitantes de Ivel no permitieron que los bahá’ís regresaran a sus hogares; en cambio, fueron encarcelados dentro de la mezquita local. Más de 130 de ellos, incluidos niños y ancianos, estuvieron cautivos durante tres días sin comida ni agua. Cuando fracasó la presión para que se retractaran de su fe, se les permitió regresar a sus casas. Sin embargo, esa misma noche fueron atacados por aldeanos. La turba se llevó a unos pocos, otros resultaron heridos y los demás se vieron obligados a esconderse en un bosque cercano.
El 23 de junio de 2010, algunas personas demolieron y arrasaron aproximadamente 50 casas bahá’ís en Ivel con cuatro topadoras y varios camiones.
Desde 1983, y durante 37 años, los bahá’ís de Ivel han tratado de apelar por sus derechos por escrito y en persona a todas las instituciones gubernamentales, al líder del parlamento, al sistema judicial. Lo cierto es que después de muchas denuncias y procedimientos ante autoridades provinciales e incluso algunas altas oficinas en Teherán, se han podido conseguir algunos veredictos a favor de los bahá’ís, que no ha sido posible aplicar el veredicto in situ. Las autoridades locales afirmaron que debido a la naturaleza de la oposición de los vecinos no hay nada que la ley pueda hacer. Además, algunos de los residentes de Ivel ocupan cargos gubernamentales clave y han estado bloqueando la implementación del veredicto, lo que ha confirmado que la verdadera motivación es la discriminación religiosa.
El 1 de agosto de 2020, la Sección 54 del Tribunal Especial para el artículo 49 de la Constitución de Teherán dictó una orden definitiva y vinculante en la que respaldaba la decisión del tribunal provincial preliminar que la propiedad de las tierras pertenecientes a los bahá’ís de Ivel era ilegal. A pesar de las repetidas visitas a las autoridades competentes, y sin que los abogados pudieran ver los expedientes para preparar una declaración de defensa y presentar documentos y divulgaciones, la Sala 8 de la Corte de Apelaciones de Mazandaran celebró una sesión extraordinaria el 13 de octubre de 2020 y falló contra la legitimidad de la propiedad de 27 de las casas y tierras de los bahá’ís en Ivel. La orden también refrendó la decisión a favor de vender las tierras de cultivo y las tierras propiedad de los bahá’is. Después de esta orden, el tribunal archivó el caso presentado por los bahá’ís en relación con la destrucción de edificios de propiedad bahá’í en Ivel.